Comunicado: Optimismo tras una buena semana para la ciencia chilena

Ene 29, 2015
Tomas Norambuena

El comienzo de 2015 ha estado marcado por cambios que nos hacen tener una mirada optimista del futuro de la ciencia en Chile. Lo primero fue el anuncio de la derogación del decreto de 1973 que declaraba en receso al Consejo de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT. Así esta entidad recupera su función de asesorar a la presidencia en materias científicas. Esta medida fue secundada por el cambio de nombre del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, CNIC, que pasó a llamarse Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo, CNID. Si bien sólo se trata de un nombre, esta nueva denominación le otorga una mirada más amplia tanto sobre la innovación como del desarrollo del país. Finalmente, el Senado dió una importante señal política al firmar de manera unánime el documento que solicita a la Presidencia el envío del proyecto de ley para crear el Ministerio de Ciencia y Tecnología.

A lo anterior se suma que el pasado lunes 26, la Presidenta Michelle Bachelet, presentó la Comisión Asesora Presidencial en Ciencia y Desarrollo. Esta es la cuarta comisión asesora presidencial en la materia en 10 años. Parte de la historia son el primer Consejo del CNIC convocado por Ricardo Lagos en 2005; la Comisión Asesora Presidencial sobre Educación Superior, conformada durante el primer mandato de Michelle Bachelet; y la Comisión Asesora en Ciencia, Tecnología e Innovación, establecida el 2013 por Sebastián Piñera.

Si bien el último anuncio de la mandataria parece ser uno más en este ámbito, Fundación Más Ciencia mira con optimismo esta nueva comisión debido al contexto en el que se gesta. No quedamos indiferentes a las palabras de Bachelet en uno de sus últimos discursos. “Es decisión de mi Gobierno avanzar a la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología”, señaló.

Tal como lo expresó la Presidenta, es claro que las ciencias “tienen un rol insustituible en la reflexión sobre nuestros proyectos y posibilidades de futuro”. En términos concretos, esto significa que debe otorgársele un rol más protagónico en el ámbito económico y social. Por eso es tan clave que uno de los objetivos de la comisión sea “ofrecer propuestas para que se desarrolle una verdadera cultura científica, de curiosidad y pasión por el conocimiento, la creación y la innovación”.

Hay razones para sentirse optimistas en este contexto, pero ello no le quita espacio a la mesura. Hay dos premisas que hay que tener en cuenta y que son los pilares para insistir en la necesidad de que exista un Ministerio para la Ciencia y la Tecnología. En primer lugar, el desarrollo científico es necesario para la innovación, para el desarrollo económico, social, cultural y politico de Chile. En este sentido, las propuestas de la nueva comisión asesora deben tener en cuenta las condiciones materiales, sociales y normativas para el ejercicio óptimo de la actividad científica. Además, esas propuestas deben darle espacio al conocimiento científico en los desafíos económicos, sociales y políticos del país, y promover el desarrollo de la ciencia fuera de Santiago. Las regiones necesitan autonomía para definir prioridades locales e impulsar iniciativas que respondan a sus características particulares.

La segunda premisa implica que esta nueva comisión debe evaluar las instituciones encargadas actualmente de promover el desarrollo científico en Chile. Hay consenso respecto a los problemas de coordinación y colaboración entre CONICYT en el Ministerio de Educación y CORFO en Economía. El Comité Interministerial para la Innovación ha tenido escasos resultados debido a que muchas veces no tuvo una estrategia clara, y no incluyó la participación de todos los actores relevantes como la propia comunidad científica.

Esperamos que la Presidenta concrete su propuesta de aunar las visiones “de la comunidad científica y de la sociedad en su conjunto” y reconozca que para ejecutar programas e iniciativas con “excelencia técnica” es necesario un Ministerio de Ciencia y Tecnología con atribuciones, presupuesto, cercanía a la presidencia, y capacidad de gestión. Veremos qué dice la historia, pero al menos hay razones para estar optimistas.